Un puesto de gran responsabilidad
Para poneros en antecedentes, la televisión en blanco y negro nace en 1925. Abría que esperar a 1933 para que surgiera la televisión en color. Si nos centramos en España, la televisión llego realmente tarde debido a la dictadura de Franco, exactamente en 1956.
Cualquier persona no vale para ponerse delante de la cámara, y no porque no tenga las cualidades necesarias, sino porque la cámara te elige. Esto se conoce como la telegenia. Es decir, no se aprende cómo gustar a la cámara, o tienes presencia y eres natural, o jamás podrás estar frente a la cámara.
Esta persona entre otras muchas cosas tiene que tener una buena dicción, buena presencia y ser un buen comunicador. Pero ante todo un excelente presentador tiene que saber transmitir conocimiento y dominar a la perfección aquello sobre lo que habla. En definitiva estamos ante un vendedor de ilusiones.
En esta profesión es necesario que se te identifique, que se te conozca, bien por la cadena para la cual trabajas o por tu buen trabajo, teniendo siempre muy presente que nunca puedes perder la credibilidad.
Antes de que te den la oportunidad de poder presentar un informativo o cualquier otro tipo de programa, debes haberte dedicado unos cuantos años al medio y ser conocedor de todo lo que implica preparar una emisión en directo.
Un presentador puede trabajar bajo la improvisación o con el autocue o también conocido como telepronter situado en la cámara y mediante el cual se va pasando el texto que tu lees durante la emisión.
Pero finalmente, aquel que no genera problemas, sino que los resuelve, y el que sabe salir de los apuros en directo, es el verdadero presentador.
Referente a la entrada de mi blog os dejo el enlace de un programa deportivo "Rumbo a Londres" realizado por los alumnos del Máster en Comunicación y Periodismo Deportivo de la Universidad Europea de Madrid en la que mi función dentro del mismo era la de presentador:
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